La humedad interior y el confort térmico
Para conseguir un gran confort en el ambiente de nuestras viviendas debemos tener en cuenta algunos parámetros como la humedad que contiene el aire interior, su temperatura o el flujo de este a través de las diferentes estancias.
Cuando hablamos de humedad en el aire, diferenciamos tres aspectos que definen el bienestar del mismo: la cantidad de agua que este contiene, su temperatura y el nivel de saturación, es decir, que cantidad de vapor de agua admite el entorno con una temperatura determinada (un aire a menor temperatura es capaz de asumir menos cantidad de agua que otro a una temperatura mayor, lo que nos puede llevar a sufrir humedades o manchas de agua en esquinas, zonas poco ventiladas o muy frías debido a la falta de aislamiento).
Un aire demasiado seco nos resulta igual o más incómodo que uno húmedo, por lo que su regulación es necesaria para conseguir mantener unos parámetros estables. Niveles entre el 50 y el 70% podríamos considerar óptimos para un alto grado de confort térmico.
Los niveles de vapor de agua en el ambiente varían según el uso que le demos a la estancia, ya que nosotros desprendemos humedad con la respiración y el sudor, por lo que, si realizamos actividades deportivas, segregaremos mayor cantidad; cocinar o el agua de una ducha también afectan entre otros, a la cantidad de vapor de agua en el ambiente, por eso es tan importante la renovación del aire interior.
Para conseguirlo, bajo los rígidos criterios Passivhaus, se debe reducir al máximo el consumo energético, por eso optamos por un sistema de ventilación de doble flujo con recuperador de calor entálpico, es decir, se extrae el aire viciado o con olores (con una humedad excesiva) como puedan ser los de baños y cocinas, y se insufla un aire renovado con unos niveles confortables, en salas de estar y dormitorios. De esta manera se consigue una ventilación constante que nos permite disfrutar de un aire interior ideal sin la necesidad de abrir y cerrar ventanas, con el correspondiente gasto energético que acarrea.
De esta manera además de conseguir un ambiente con un nivel de humedad controlado y confortable en todos los puntos de la vivienda durante los 365 días del año, reduciremos notablemente el esfuerzo energético con los beneficios que ello conlleva.