Mitos de las casas pasivas
Hay una serie de mitos de las casas pasivas que no siempre son ciertos. Repasemos algunas de estas leyendas y hablemos de su veracidad.
1. Una casa pasiva es mucho más cara
Efectivamente, la construcción de una casa pasiva tiene un sobrecoste sobre una casa convencional. La calidad de los materiales, el proceso de construcción y los controles hacen que haya un incremento en el precio final. Ahora bien, la diferencia no es tanta como muchas veces se piensa y, cabe decir, que en pocos años se rentabiliza la inversión.
2. El diseño de una casa pasiva no es atractivo
Diseño y ahorro energético no están reñidos. Existe la idea que una casa pasiva no puede ser bonita, pero nada más lejos de la realidad. La conjunción entre diseño y confort es más que posible como lo demuestra cualquiera de nuestros proyectos.
3. No hay que abrir las ventanas
Otro de los mitos de las casas pasivas es que no se pueden abrir las ventanas. Lejos de la realidad, lo cierto es que en una casa pasiva no hay necesidad de hacerlo. Los sistemas de recuperación de calor permiten que estas casas estén las 24 horas del día ventilando y filtrando el aire que entra. De este modo, se evita la entrada de polvo o alérgenos al mismo tiempo que la casa dispone siempre de aire renovado.
4. Las casas pasivas no necesitan calefacción ni aire acondicionado
La refrigeración y calefacción de una casa pasiva puede ser necesaria en determinados casos. Eso sí, siempre requerirá mucha menos energía que una casa tradicional. Al disponer de una construcción mejor aislada, la temperatura interior es mucho más fácil de controlar y mantener. Así, conseguimos una temperatura de confort con mucho menos energía.
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